Hace tiempo que el reemplazo de una válvula aórtica sin cirugía, a través de un catéter, se ha convertido en un procedimiento habitual y seguro. El siguiente paso será la válvula mitral. Se acaba de publicar un trabajo con los resultados a un año del reemplazo de esta válvula sin cirugía en enfermos de riesgo quirúrgico extremo, revelando que casi el 50% seguían vivos al cabo de ese tiempo, lo que es mejor que la evolución natural de la enfermedad.
Como pasó con la aórtica, la mejoría de diseños y técnicas, y el uso en pacientes menos graves, seguramente contribuirá a ampliar las indicaciones del implante mitral mediante ese procedimiento.